Fisioterapia: Un poquito de historia

La mayoría de los agentes físicos empleados en la fisioterapia moderna ya se emplearon en la antigüedad. Los primeros escritos de Grecia y Roma se refieren a los efectos beneficiosos del sol y del agua, y tanto el ejercicio como los masajes fueron utilizados por los antiguos chinos, persas, egipcios y griegos. Estos son los antecedentes remotos de la disciplina que hoy conocemos.

No obstante, la fisioterapia tal como hoy la conocemos empieza a desarrollarse en el siglo XIX y se consagra definitivamente entre Gran Bretaña y los Estados Unidos tras las Segunda Guerra Mundial como respuesta a un número muy alto de heridos que habían sido tratados con urgencia y necesitaban un seguimiento más minucioso.

Muchos de ellos, obligados a utilizar prótesis precarias, debían aprender a caminar de nuevo, y eso provocaba malas posiciones y, por lo tanto, dolores que debían ser atendidos correctamente.

En España, la fisioterapia no vio la luz de forma oficial hasta 1957. Hasta ese año, tuvo un origen muy similar al del resto del mundo: una postguerra y la necesidad de atender debidamente a los heridos.

La fisioterapia actualmente está reconocida como una profesión sanitaria de primer orden y sus múltiples beneficios están fuera de toda duda. Nos ayuda a paliar todo tipo de dolencias, aunque esperar a que aparezcan no es condición sine qua non para acudir a un especialista. Acudir de manera regular a tu fisioterapeuta de confianza es una buena forma de mejorar tu calidad de vida y prevenir la aparición de lesiones.



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